Todavía seguimos recibiendo actualizaciones de una de las fugas de datos más escandalosas de los últimos tiempos: la del bufete Mossack Fonseca o los llamados “Papeles de Panamá” con 11,5 millones de documentos digitales sustraídos. Otra menos mediática ha sido la de los ciberataques a firmas de abogados en Estados Unidos como Weil Gotshal, que tuvo lugar en marzo. Aquí, el objetivo de los hackers era obtener información relevante sobre “trading”, o material confidencial de empresas. ¿Quiénes sino sus abogados pueden tener información altamente sensible?
Por otro lado, el pasado mes de abril conocíamos la ocurrida en el Banco Nacional de Qatar, donde más de 15.000 documentos financieros, algunos de ellos de organismos de Defensa o Agencias de Inteligencia extranjeras, fueron subidos ilegalmente a una web de intercambio de archivos, al ser hackeada su base de datos.